El cerro del Tetzcotzinco resguarda una de las construcciones hidráulicas más importantes de los tiempos prehispánicos. Dicho sistema estaba integrado por diferentes acueductos, depósitos de agua y canales. De acuerdo a ciertas fuentes del siglo XVI, este complejo había sido construido por mandato de Nezahualcóyotl, el monarca de Texcoco. También a este famoso gobernante se le atribuye la construcción de otras importantes obras hidráulicas como el dique que servía de separación para las aguas dulces de las aguas saladas, en el lago de Texcoco, y el famoso acueducto de Chapultepec.
Nezahualcoyotl habría construido el complejo hidráulico de Tetzcotzinco para el riego de los hermosos jardines que se encontraban en lo más alto del cerro, y además, para surtir de agua a una porción de los terrenos colindantes. Y aun cuando se le conoce popularmente a este sitio arqueológico como los “Baños de Nezahualcoyotl”, en realidad también incluye los restos de un palacio, al cual, se dice, este célebre monarca prehispánico acudía para practicar el ayuno y la meditación.
Qué visitar en el sitio arqueológico de Tetzcotzinco
El tramo final del Sistema Acueducto de Tetzcotzinco se caracteriza por contar con diversas plataformas, una de ellas con una tina cilíndrica, a la cual se le conoce como el Baño de la Reina. Esta última tiene un diámetro de cinco metros y cuenta con una escalinata para llegar hasta lo más hondo. También exhibe dos vertederas de piedra y la escultura de una rana sin cabeza.
Anexa al Baño de la Reina hay una escalinata monolítica, cuya orientación posiblemente tenga referencias astronómicas. En cierto nivel de ella se observan restos de la escultura de un lagarto y más arriba, un recinto labrado en roca, con vestigios de esculturas en el suelo.
No lejos de allí se localiza el Palacio, estructura que, de acuerdo a su localización, parece encontrarse más protegida contra el viento, con relación a las construcciones en la cima del cerro. Es posible que esta construcción fuera un espacio de servicio para el tlatoani texcocano.
En lo que se refiere al llamado Baño del Rey, consiste en una tina monolítica labrada sobre la roca, con unas cuantas grecas en relieve. En un nivel inferior se localizan unas escalinatas de igual manera labradas sobre la roca que conducen al palacio.
Otra construcción imperdible de Tetzcotzinco es el Recinto Monolítico. A través de esta estructura arribaba el agua a todo el sitio. Acaso se tratara de un templo dedicado al dios del viento Ehécatl- Quetzalcóatl, o bien, al Sol. Está integrado por diferentes plataformas con escalinatas y una cámara cuadrangular excavada en la roca. Se piensa que en el Recinto Monolítico fueron halladas diversas esculturas que ordenó destruir Juan de Zumárraga.
Cómo llegar al sitio arqueológico de Tetzcotzinco
Partiendo desde la Ciudad de México, en coche, se hacen cerca de 45 minutos. En la carretera México-Texcoco se toma la desviación a Molino de las Flores. Luego del Palacio de Justicia y el cementerio municipal, casi tres kilómetros más adelante, se localiza una desviación, junto con un letrero con indicaciones para llegar al área arqueológica. Tras arribar al pueblo de San Nicolás Tlaminca, se transita por las calles de Cuauhtémoc y Nezahualpilli, al término de la cual, comienza el ascenso a los vestigios prehispánicos.
Información relevante acerca del sitio arqueológico de Tetzcotzinco
Texcoco fue la capital del reino Acolhua y una de las ciudades más importantes del periodo Posclásico Tardío (1200-1521 d.C.).
El famoso pintor José María Velasco realizó en 1880, una admirable composición paisajística en donde se observan los vestigios prehispánicos de Tetzcotzinco. La obra se titula “Baños de Nezahualcóyotl”.
Actividades a realizar en el sitio arqueológico de Tetzcotzinco
No hay que perderse también, en el marco de una visita a este lugar, el Subsistema Acueducto, el cual circundaba al cerro justo a la mitad de su altura y que irrigaba tanto los llamados “baños” como los jardines que adornaban esta elevación.
En este sentido, igual de interesantes son el Sistema Fuente A, integrado por cinco plataformas en desnivel y dos cajas de agua que se utilizaban para el control del líquido y el sistema reservorio H, el cual formaba con el anterior, una suerte de subsistema para controlar el caudal que alimentaba al acueducto.