Malinalco es una palabra náhuatl que significa “hierba torcida” y deriva del término que utilizaban los antiguos mexicanos para referirse a cierto tipo de zacate, localizado en las zonas altas de la región, el “malinali”. El nombre de Malinalco, sobresaliente comunidad mexiquense, también tiene referencias simbólicas de gran interés, por ejemplo, con respecto a la noción “malinticac”, objeto en espiral que representaba el vínculo entre el inframundo, el ámbito terrenal y el supramundo. Malinalco era entonces, para las grandes culturas mesoamericanas, “el lugar en donde se entrelazan las partes”.
Quien visita Malinalco, se percata de inmediato que, ciertamente, un aire de sortilegio y profundidad espiritual llenan de vida el lugar. Sus calles empedradas, sus rincones más representativos, desprenden un sutil aroma a incienso y a copal, que bien pudiera deberse a la vegetación abundante de esta zona del país, o a la reminiscencia de los días prehispánicos, cuando Malinalco se perfilaba como un relevante centro de veneración.
En este marco, a la pregunta de qué visitar en Malinalco, se proyecta, en primer lugar, este ambiente provincial, con calles llenas de antiguas casas de grata arquitectura, mercados populares y restaurantes deliciosos. Además, la cordialidad de sus habitantes, prestos para apoyar al turismo, es algo igual de ponderable.
Lo que sigue, es su convento novohispano, el cual se ubica a un costado del Templo del Divino Salvador. El claustro de este convento, preserva sus frescos originales, en donde se combinan motivos estéticos indígenas y de la tradición católica. Estos frescos también representan aves y plantas de esta región del Estado de México y fueron creados por los llamados “tlacuilos”, es decir, talentosos artistas indígenas.
Pero el atractivo principal de Malinalco es su excelente sitio arqueológico, construido por los matlatzincas y los mexicas. Antiguo centro ceremonial, este complejo prehispánico cuenta con varios edificios sobresalientes, y se encuentra a unos 125 metros de altura, en el cerro de Taxcaltepec, también llamado, El Cerro de los ídolos. Para ascender hasta el sitio arqueológico de Malinalco, hay que transitar por una escalera de 368 escalones, en un ambiente de ruido de insectos, que hechiza el entorno. Son chicharras las que producen este ruido singular y los lugareños cuentan que lo que hacen es pedir que llueva a las antiguas deidades de los templos.
Además de lo anterior, Malinalco cuenta con once capillas del siglo XVI de gran belleza estética e histórica, el Museo vivo “Los Bichos de Malinalco” y el Museo Universitario “Dr. Luis Mario Schneider”.