Uno de los aspectos más intrigantes de los aztecas, indígenas que conquistaron todo el ámbito de Mesoamérica, se refiere a las armas que utilizaron para concretar sus grandes hazañas bélicas. En primer lugar tenemos el llamado “cuauhololli”, una especie de espada o mandoble europeo. Era un arma que se utilizaba a dos manos, por su gran tamaño y su longitud, calculada en 130 centímetros, con una hoja de madera de unos 50 centímetros y un enorme mango de 80 centímetros. También contaba en su hoja una fila doble de cuchillos de obsidiana, lo cual, aunado a su peso y sus dimensiones, debía proporcionarles a sus golpes una fuerza letal, capaz de cortar una extremidad de un solo golpe.
Para el caso de la lucha cuerpo a cuerpo, se utilizaba una lanza más pesada aún: el “tepoztopilli”, confeccionado en recia madera con una punta adicionada con cuchillas de obsidiana. La realización de esta arma, se relaciona con la más famosa jamás creadas por los mexicas: el “maquahuitl”. Era una especie de combinación entre espada y maza que era posible sostener tanto con una como con dos manos. El maquahuitl contaba con un mango cilíndrico que tenía dos hileras de pequeñas navajas de obsidiana. Y si bien esta arma se observa en varias de las imágenes de guerreros aztecas, que aparecen en los códices, es muy probable que no todos los guerreros mexicas la utilizaran. Se piensa que era un artefacto reservado a los combatientes de alto rango.
Los soldados aztecas más humildes usaban en cambio, una sencilla pero sólida maza de madera, la cual estaba reforzada con una protuberancia en uno de sus extremos, pero carecía de agregados de obsidiana. No obstante, algunas de estas porras tenían como complemento una aguda punta de madera.
Para fines defensivos, los aztecas utilizaban varias clases de escudos: los “chimalli”. Estaban elaborados de mimbre trenzado y era posible enrollarlos para su transporte y desplegarlos después para combatir. Muy seguramente solo eran usados como medio de protección de las armas arrojadizas que eran lanzadas por los enemigos en los momentos iniciales de las batallas.
En los combates cuerpo a cuerpo los mexicas utilizaban como recursos defensivos pequeños escudos de madera en forma redonda, los cuales estaban adornados con dibujos geométricos y plumas en la parte inferior. Algunos chimallis incluían complejos ornamentos de plumas, como puede observarse en el que se conserva en un museo de la ciudad de Viena.