A solo 4 horas de la capital mexicana, aparece un pueblo mágico que preserva los encantos de su prosperidad minera. El entusiasmo y oropel de aquella época dorada, aun ronda por estas calles empedradas que tanto cautivan a los visitantes, ya sean extranjeros o nacionales.
El silencio que prevalece en Mineral del Pozos, por las tardes, le ofrece un ambiente casi fantasmagórico a este sitio turístico. Escasas personas transitan por sus empedradas calles, entre viejas viviendas pintadas de blanco. Ciertas fachadas hacen patente el transcurrir del tiempo, en las manchas de tonalidad ocre que parecen recrear el escenario de una producción cinematográfica. Y justo eso fue lo que aconteció, ya que una casa fílmica llegó a Mineral del Pozos, en la década de 1960, para filmar la cinta Pedro Páramo.
Quienes visitan esta población de Guanajuato el fin de semana, tienen la curiosa sensación de transportarse a otro tiempo. Paulatinamente se van mimetizando con el entorno, en mucho por la paz y armonía que allí se respira. Lo anterior acontece especialmente cuando no se celebran en el lugar eventos y celebraciones especiales.
Es una delicia dar un paseo por Ocampo, una de las calles más importantes de pozos y la cual nos lleva hasta la Plaza de los Mineros, famoso entre los lugareños porque allí es donde se efectúa anualmente, el tradicional Festival del Mariachi, a un costado de la Parroquia del Señor de los Trabajos – edificio inconcluso -, y la Casa Santa con mayúscula, con la representación de San Francisco de Asis.
Pero también destaca Hacienda la Purísima, cerca de la única calle que no está empedrada en este pueblo mágico. Y no lo está, por ser el escenario donde se celebra un viejo ritual que los fieles realizan a manera de manda. Luego de visitar al Señor de los Trabajos, siguen los peregrinos su avance, de rodillas, hasta llegar a la capilla novohispana de San Pedro.
Cuando arriba la tarde, hay que dejar de lado el turismo religioso para entregarse a los placeres de la tertulia, en los excelentes restaurantes de Mineral del Pozos. Lo mismo sucede con los bares de los distintos hoteles y la única cantina que existe en esta comunidad guanajuatense.
Como sugerencia final, recomendamos visitar La Casa del Venado Azul, galería que exhibe valiosas piezas como el Huehuetl, fabricado de piel de vaca y madera de fresno.