Por su proximidad con la Ciudad de México y un sitio tan popular como el Bosque de Chapultepec, en el siglo XIX, la otrora Villa de Tacubaya, se perfilaba como uno de los lugares favoritos para descansar entre las clases acaudaladas y los personajes más relevantes del México de aquellos años. Su clima privilegiado, senderos arbolados, frondosos jardines y abundantes cuerpos de agua, explican tal predilección. Tal y como aconteció con otras comunidades antiguas cercanas al área metropolitana, al integrarse a esta última mucho de su patrimonio histórico se perdió, pero lo que aún se conserva es suficiente para ofrecer una experiencia turística fascinante.
El nombre prehispánico del sitio era Atlacuihuayan, palabra náhuatl que significa “lugar donde el río se tuerce”. De acuerdo a Bernardino de Sahagún, los sacrificios rituales allí eran muchos y sangrientos. En Atlacuihuayan existía un templo en donde se adoraba a la diosa Cihuacóatl, justo en el lugar donde hoy se levanta un admirable convento de los dominicos. Tras la caída de Tenochtitlan, los españoles buscaron rellenar los canales de la ciudad azteca y para ello fueron a traer arena y tierra de lo que actualmente es Tacubaya.
Los frailes dominicos levantaron un templo y convento en 1578 en Tacubaya. Posteriormente fue el sitio donde se fundieron las campanas de la catedral metropolitana y donde se gestó la llamada Guerra de los Pasteles. Ya en el porfiriato, Tacubaya tuvo un periodo de esplendor y se construyeron allí notables residencias de campo, pertenecientes a importantes personalidades de aquellos años.
Qué visitar en Tacubaya
Algunos edificios imprescindibles para quien visita Tacubaya son, por ejemplo: el Ermita, localizado donde comienza Avenida Revolución, uno de los primeros rascacielos que tuvo la ciudad de México en la década de 1930 , considerado como una brillante muestra de art deco y el Edificio Isabel, con sus admirables patios interiores.
En la Alameda de Tacubaya hay que destacar su notable obelisco, rodeado por jardines, palmeras y árboles abundantes. Allí cercana se levanta la escuela Justo Sierra y con tan solo cruzar la mencionada Avenida Revolución se llega al Templo y Ex Convento de Santo Domingo, antiguo complejo religioso del cual solo se conserva su claustro. Es el único ex convento dominico que existe en la Ciudad de México y la portada de su templo se distingue por su sencilla portada herreriana, que contrasta con la puerta de acceso, la cual posee vistosos ornamentos. En este lugar se veneraba a Nuestra Señora de la Purificación, y en su fiesta anual se usaban muchas candelas, de tal suerte que, al final, así se origino la festividad popular de la Candelaria, de gran tradición en el barrio de Tacubaya.
Otros sitios imperdibles de Tacubaya son la bella avenida Parque Lira, la llamada Casa Amarilla- actuales oficinas de la delegación Miguel Hidalgo-, y el Museo Casa Estudio Luis Barragán, verdadera obra maestra de la arquitectura del siglo XX.
Cómo llegar a Tacubaya
Algunas vías de acceso al barrio de Tacubaya, en la Ciudad de México, son: el Viaducto Miguel Alemán, el Boulevard Manuel Ávila Camacho y las avenidas Constituyentes, Parque Lira e Insurgentes Sur. También es sencillo llegar a través del metro y el metrobús.
Información relevante acerca de Tacubaya
La mencionada Fiesta de la Candelaria se celebra en Tacubaya el día 2 de febrero. En esa fecha, los habitantes de este barrio mágico acuden a cantarle “Las Mañanitas” a la Virgen y el atrio del Templo de Santo Domingo se llena con aromas de flores y comida mexicana tradicional. Las figuras de Niño Dios que lleva la gente, lucen admirables trajes muchos de ellos complementados con pequeños huaraches, aureolas y báculos. En las cercanías del templo, se instala una feria de juegos mecánicos y puesto de antojitos y postres, donde destacan los ricos buñuelos con miel, golosinas de amaranto y el pan de nata.
Actividades a realizar en Tacubaya
Es recomendable visitar la llamada Casa de la Bola, cuyo nombre se debe a que en la parte superior de esta construcción existía un ornamento esférico de piedra. Su proyección arquitectónica es de gran solidez; además, tiene fachada de tabique y adornos de cantera en algunas de sus ventanas. En la actualidad, la Casa de la Bola se ha transformado en un interesante museo, el cual incluye 13 salones con muebles y otros elementos de época.