Los santuarios naturales son fuente de admiración e interés para millones de personas alrededor del mundo. En especial aquellos sitios de gran riqueza en biodiversidad, atraen la atención de los aficionados al ecoturismo y la fotografía de los espacios naturales. El Santuario de El Vizcaíno, en las aguas de Baja California, forma parte de estos lugares, los de mayor encanto natural en el territorio mexicano. Es una zona que tiene la particularidad de recibir año con año, a miles de ballenas llegadas del norte del continente. Además, ofrece el atractivo de estar incluido en la lista de patrimonio de la humanidad por parte de la UNESCO.
Esta zona del país, atesora ecosistemas de gran importancia y lo mismo sucede con lugares cercanos como las lagunas de Ojo de Liebre y San Ignacio que son sitios espléndidos para la reproducción y arribo invernal de las ballenas azules y las ballenas grises. De la misma manera, aquí se desarrollan cuatro especies de tortugas marinas en riesgo de desaparición.
Hace 10 mil años, el área del Santuario, estuvo poblada por grupos nómadas dedicados a la recolección y la pesca. Estos lugareños prehistóricos no construían viviendas y vivían al aire libre. Tras los infructuosos intensos de Cortés por colonizar esta zona de la Nueva España, arribaron los jesuitas y construyeron la Misión de San Ignacio de Kadakaamán, el cual dio origen al actual pueblo de San Ignacio en Baja California.
Mucho después, en 1971 un decreto oficial definió una zona de refugio para las ballenas marinas en la Laguna de Ojo de Liebre, la cual forma parte de la zona de El Vizcaíno. En 1979 fue la laguna de San Ignacio, la que fue declarada como zona de refugio para las ballenas. En 1980 se incluyeron las lagunas de Manuela y Guerrero Negro y en 1988 fue declarado El Vizcaíno como reserva de la biósfera nacional. La inclusión en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO, llegó hasta 1993.
En los meses invernales, más específicamente en los meses de diciembre a abril, las ballenas llegan al santuario para completar su ciclo de reproducción. En nuestros días, nacen cerca de 900 ballenatos en las lagunas de la reserva, aumentando de manera gradual la población de ballenas grises, misma que se calcula hoy por hoy en 20 mil animales.
Un conjunto de bahías de poca profundidad, arena y corrientes de agua salada, se ubica entre las lagunas del santuario. La vegetación es la habitual en las zonas áridas o hiperáridas. Son abundantes dunas manglares y matorrales en este impresionante entorno.