La pinturas rupestres de la Sierra de San Francisco, en la península de Baja California, integran un conjunto de murales prehispánicos, particulares del estilo Gran Mural, que tuvo su momento de mayor esplendor en la época de Aridoamérica, en los anales de la historia precolombina. Es muy posible que estos murales, hayan sido creados por los antepasados de los indígenas cochimíes, quienes ocuparon esta región hasta desaparecer casi por completo en el siglo XIX, como una muy posterior consecuencia de la conquista española. Estas espectaculares pinturas rupestres fueron reconocidas como Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO a inicios de la década de 1990.
Ubicadas en la zona central de la península de Baja California, en el área conocida como Aridoamérica, las pinturas de la Sierra de San Francisco, incluyen varios conjuntos de murales: : La Pintada, Las Flechas, Los Músicos, La Soledad, Boca San Julio, Cuesta Palmarito y El Ratón. Las representaciones en estas pinturas nos presentan, figuras animales y humanas, de tamaño natural e incluso mayor; también motivos abstractos, en colores rojo, negro, blanco y amarillo.
Estas pinturas ancestrales se interpretan como marcadores de territorio y manifestaciones religiosas y rituales. Pero además, estas creaciones pictóricas del México Prehistórico, nos dan indicios acerca de las relaciones sociales que había entre los antiguos cazadores que vivieron en esta área hace unos 5 mil años, en el periodo Cenolítico Superior.
Se sabe que las cuevas donde se encuentran estas pinturas rupestres estuvieron ocupadas hace unos 3,300 años. También han sido halladas puntas de lanza que fueron utilizadas por las antiguos habitantes del lugar para la caza del mamut y el perezoso. Se considera que las pinturas de la Sierra de San Francisco en la Península de Baja California, fueron creadas en el periodo comprendido entre 8,800 a.de C. y el 1,700 d.C.
Quienes deseen visitar este espacio declarado como Patrimonio Cultural de la Humanidad por parte de la UNESCO, pueden acampar en el paraje conocido como El Cacarizo. Existen algunos servicios turísticos disponibles en esta zona arqueológica como cédulas, guías y módulos de información.
Para acudir a este sitio arqueológico es preciso llegar por el camino de terracería que comienza en el sector de la carretera peninsular ( carretera federal número 1) que vincula a la comunidad de San Ignacio con la población de Vizcaíno, es decir, a unos 46.7 kilómetros de la desviación que lleva a San Ignacio.