Explorar Baja California, siguiendo la ruta de sus tradiciones artesanales, nos lleva por los territorios de las cuatro etnias principales que habitan esta parte de México: los cucapah, los kumiai, los pai pai y los kiliwa. En tiempos antiguos, estos grupos semi-nómadas se desplazaban por la costa o la sierra, conforme transcurrían las estaciones del año. Para llevar a cabo estos traslados, los miembros de estas etnias utilizaban cestos de junco y vasijas de barco en donde guardaban bellotas y piñones, semillas fundamentales en la alimentación de estos indígenas. Tal referencia nos hace patente que, lo que nosotros comprendemos como artesanías, para los grupos étnicos mencionados, eran utensilios indispensables para la vida diaria.
La primera escala, en una posible ruta artesanal por el territorio de Baja California, nos conduce a El Mayor Cucapah, pueblo inmerso en un árido entorno serrano. Allí, existen artesanos especialistas en el tejido de cestos de sauce y collares elaborados con chaquira. Los habitantes de El Mayor Cucapah, consideran a sus cestos de sauce, como una suerte de “refrigeradores”, ya que su tejido de gran grosor preserva de buena manera las semillas que allí se guardan.
Una ventaja adicional de esta clase de cestos, es que resisten el embate de animales que buscan el alimento. Otra de las artesanías típicas del lugar, son las capas y collares de chaquira, los cuales, no solo resultan un hermoso ornamento, sino que, además, son un atuendo tradicional de las mujeres Cucapah. Estos mismos accesorios de belleza, en otros tiempos se elaboraban con chaquiras de piedra y conchas perforadas.
Desde este punto, se sigue la ruta hacia Ensenada. Al cruzar por la áspera sierra de La Rumorosa, se puede visitar el yacimiento prehispánico El Vallecito, que incluye pinturas rupestres relacionadas con los antiguos kumiai, cuyos miembros actuales de esta misma etnia, siguen haciendo cestos de junco como sus antepasados.
De acuerdo a un mito Kumiai, una serpiente comía conocimientos y tenía su morada en una olla de barro. Conforme fue creciendo y al rebasar sus dimensiones la capacidad del recipiente, este último se rompió, dispersando los conocimientos a las comunidades cercanas. De tal manera, los cuatro grupos indígenas aprendieron el secreto para elaborar vasijas, cestos y todo lo indispensable para existir.
La ruta artesanal por Baja California concluye son sendas escalas en la comunidad pai pai de Santa Catarina, en donde se elaboran variadas ollas de barro y en el pueblo de Arroyo de León, donde los indígenas kiliwa elaboran muñecos de corteza y trapo, en un entorno desértico rebosante de magueyes.