Algo que se valora enormemente en el ámbito de la hotelería y el negocio del alojamiento- tan relevante para el mundo del turismo- es la intimidad que pueden tener los huéspedes. Lograr que se sientan como en su propia casa los viajeros, o bien, hacer que su experiencia de hospedaje sea asombrosa y totalmente distinta a lo habitual, son dos posibles metas, de los hoteles contemporáneos. Sin embargo, siempre se pondera el nivel que intimidad que uno de estos negocios es capaz de ofrecer a su público. ¿Qué se entiende por intimidad? ¿Cuál es el vínculo que tiene esta noción con el ámbito de la hotelería? Y lo más importante para nuestro caso, ¿Qué es lo que aportan los hoteles boutique para garantizar la intimidad de sus clientes?
En principio de cuentas conviene comentar algunas referencias acerca de la noción de “intimidad”. Se trata de una palabra que tiene raíces latinas, las cuales se refieren a lo que está muy adentro, lo que se encuentra y atesora muy dentro de uno mismo. Íntimo, de acuerdo a esta perspectiva, es lo que se preserva en el sitio más esencial de la identidad propia, en el lugar donde se manifiesta sin reservas nuestro verdadero yo.
Así entonces, la intimidad tiene que ver con todo lo que puede y debe mantenerse a reserva de los demás. Nuestros aspectos más valiosos, o por lo menos los que nos definen. Es en este punto cuando conviene relacionar estas visiones acerca de la intimidad, con relación a la oferta de alojamiento de los hoteles boutique.
Si alguien se aloja en un gran complejo hotelero podrá obtener muchas diversiones y servicios disponibles, pero nunca la gran intimidad que brindan los. Si los primeros son vastos y dinámicos, propensos al bullicio y a las aglomeraciones de viajeros, los segundos, en cambio, son pequeños, encantadores y sumamente exclusivos. Los hoteles boutique, parecerían diseñados exprofeso para cautivar a aquellas personas que gustan de la vivencia de su intimidad, libre y sin límites.
Son recintos en donde los viajeros y sus acompañantes tienen la oportunidad de compartir lo mejor de sí, lo más valioso de su ser en un espacio seguro y agradable. Por lo anterior, son de gran atractivo para quienes desean pasar unas vacaciones románticas, por ejemplo, en el caso de una Luna de Miel o una escapada de fin de semana con ese ser que nos resulta tan especial.