¿En qué consiste formalmente la originalidad de la propuesta de los hoteles boutique? ¿Cuáles son las ventajas que nos ofrecen con respecto al resto de los hoteles? ¿Qué balance tienen entre su faceta de “hotel” y su proyección de “boutique”? Son preguntas interesantes cuyas respuestas delimitan, en buena medida, la manera en la que se disfrute alojarse en los hoteles boutique y aprovechar cabalmente los beneficios que nos brindan.
Lo primero que haremos en este artículo será analizar la noción de hotel y posteriormente compararla con el concepto que manejan los hoteles boutique de nuestro tiempo. Se entiende por “hotel” un establecimiento dedicado a ofrecer alojamiento a los viajeros o huéspedes que disfruten una comunidad o destino turístico determinado. La palabra “hotel” proviene del idioma francés, que refiere a “casa adosada”. Los hoteles son construcciones habitaciones proyectadas ex profeso para proporcionar hospedaje a las personas por un cierto periodo de tiempo.
Los servicios elementales que proporcionan los hoteles convencionales son por ejemplo, una cama, un sanitario y un pequeño armario. Algunos hoteles, conforme aumentan su calidad de categoría, incluyen diferentes amenidades para los huéspedes: televisión, señal de internet, un minibar, etc. Otras ventajas y servicios propios de los hoteles pueden ser la incorporación de un restaurante o un gimnasio, con un costo extra para los visitantes. Es así como se observa, en el planteamiento básico de un hotel como tal, que se proyecta como un recurso para encontrar alojamiento y que se distingue de los demás o bien, que nos da una vía para calcular la excelencia de sus servicios, de acuerdo a las facilidades que ofrezca a los visitantes. Es entonces que los hoteles boutique marcan una diferencia con respecto a los hoteles convencionales.
Para los hoteles boutique los servicios extras, las comodidades añadidas que tienen para los viajeros, son tan importantes como el alojamiento mismo que proporcionan a los visitantes. Esto consigue que la atención personalizada que los caracteriza y lo que los visitantes pueden hallar en ellos (terapias, arte, cultura, referencias históricas, lujos, estilo, etc) no sean detalles accesorios, como lo serían para los hoteles habituales, sino más bien, condiciones definitorias para el hospedaje que los viajeros puedan hallar en ellos. Los, por lo consiguiente, desde la perspectiva que hemos manejado, marcan un paso adelante con respecto a la hotelería básica: son en cierto sentido la evolución del negocio de alojamiento turístico, en un positivo y exitoso desarrollo.