Si existe algo que caracterice a las regiones rurales de nuestro país, es la presencia de grandes haciendas. Estas soberbias propiedades, dan testimonio de cierta etapa histórica de México y han devenido uno notable atractivo turístico en muchos de los estados de la República. Pero ¿Cómo eran en general las haciendas? ¿Qué elementos las definían? Saberlo aumentará el goce de visitarlas y de comprender mejor su razón de ser. En lo que sigue, mencionaremos los elementos característicos de las haciendas mexicanas.
Las haciendas mexicanas aparecieron a lo largo de la Colonia y la Poscolonia y su giro productivo estaba determinado por las condiciones del terreno en donde se asentaban y el clima imperante en esa región. Por ejemplo, muchas haciendas se afanaban en al cultivo de maíz, trigo o bien al ganado; las haciendas de Yucatán, por su parte, se dedicaban a la producción de henequén y las situadas en lugares montañosos como Zacatecas, extraían plata en grandes minas. La Revolución Mexicana devastó muchas de las haciendas del país, aunque gran parte de ellas han sido rescatadas para transformarse en sedes de museos, hoteles, parques temáticos o restaurantes.
Muchas de las haciendas más importantes surgieron a lo largo del porfiriato y para solucionar los desafíos de su aislamiento en los rincones rurales de México, buscaban ser autosuficientes, a través de granjas y otras instalaciones similares.
La Portada
Por lo general contaba con elevados muros y atalayas. Ciertas haciendas, por sus portadas semejaban grandes fortalezas. Una portada bella y ejemplar es la de la hacienda de Yaxcopoil en Yucatán.
La Casa Grande
Era un recinto habitacional espacioso y con muebles confortables y se perfilaba como el corazón de toda hacienda. Durante el gobierno de Porfirio Díaz varias de ellas fueron decoradas a la manera de las mansiones inglesas o castillos de Europa. También contaban con vastos jardines.
Barrancones
En contraste, los barrancones eran humildes habitaciones en donde vivían los peones de las haciendas. Su existencia transcurría entre sus sitios de trabajo en ellas, y los barrancones donde descansaban.
Iglesia
Los hacendados contaban con pequeñas capillas para celebrar misas para sus eventos particulares y satisfacer las necesidades espirituales de sus peones.
Graneros
El grano que se obtenía en las cosechas se almacenaba en gigantescos graneros, o bien, silos cónicos. Los hacendados lo ponían a la venta en temporadas de pobres cosechas.
Establos para mulas y caballos
Contar con abundantes caballos era esencial para las actividades de las haciendas. Estos animales eran indispensables para el cultivo de la tierra, llevar mercancías de un sitio a otro y auxiliar a los peones que trabajaban en las minas.