Se trata de la iglesia más grande de Latinoamérica y atesora un gran número de obras de arte de enorme valía histórica y cultural. Es la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, joya del turismo mexicano, que nadie se debe perder. Historia, belleza estética, monumentalidad y misticismo, se conjugan en uno de los edificios sacros más admirables del orbe. Te ofrecemos más detalles acerca de esta construcción centenaria, en los párrafos que siguen.
La Catedral Metropolitana de la Ciudad de México fue edificada en 1567 y concluida dos siglos y medio después. Además, incorpora una antigua cripta en donde reposan los obispos que ha tenido la capital mexicana. Otros importantes añadidos son el Edificio del Sagrario Metropolitano y un museo catedralicio.
Un edificio en constante evolución
A lo largo de los siglos, la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México ha ido enriqueciéndose en su desarrollo, con el trabajo de numerosos arquitectos y artistas. Una inagotable voluntad de evangelización y un intenso impulso místico, han sido los motores de tal dinamismo arquitectónico. Dio inicio en 1563 con a partir de un proyecto de Claudio de Arciniegas y tuvo una importante intervención en 1791, con los trabajos de Manuel Tolsá en la fachada principal. Los siglos de historia que expone este magno edificio, denotan el devenir de la arquitectura con el paso del tiempo, puesto que expone detalles herrerianos, barrocos y churriguerescos. Destacan sus monumentales columnas de tipo salomónico y sus bellos altorrelieves.
Arte y veneración
Los muros, óleos y fachadas de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, exhiben imágenes de importantes figuras de la tradición eclesiástica y el catolicismo, como San Pablo, San Pedro o la Virgen María. Se trata de nobles representaciones llenas de vitalidad, ilusión y simbolismo. Los turistas que visitan este cautivante sitio, pueden disfrutar de notables creaciones de artistas como Cristobal Villalpando o Juan Correa, grandes figuras del arte novohispano. Ellos marcaron tendencia en los derroteros de la creación plástica de la Nueva España, a fines del siglo XVII y los inicios del XVIII. Otros atractivos imperdibles de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México son: los monumentales órganos con los que cuenta, uno de manufactura nacional y otro español, los cuales datan del siglo XVIII y que fueron objeto de una minuciosa restauración en Bruselas a causa del daño que les ocasionó un incendio ocurrido a finales de la década de 1960; y además, los imponentes campanarios que incluyen 33 campanas cuyo peso va de los 200 kilogramos a las dos toneladas.
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