Si hay algo que engalana al Centro Histórico de la capital del país, es la gran cantidad de tesoros arquitectónicos con los que cuenta. Si bien la gran mayoría de sus edificios prehispánicos desaparecieron, el valor histórico y cultural de la Ciudad de México, se ha mantenido totalmente gracias, entre otros muchos factores, a sus innumerables construcciones sacras.
En el Centro Histórico se conservan muchas de ellas: iglesias, catedrales, templos y conventos, que se integran en una admirable herencia de los tiempos de la Nueva España. Para gozar de paseos de fin de semana llenos de cultura y goce estético, nada mejor que visitarlos, para así conocer parte de lo mejor del Centro Histórico de la Ciudad de México.
La Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, es un punto imperdible en este recorrido. Ubicada frente a la Plaza de la Constitución, la catedral más grande de América Latina, tiene un elevado valor histórico y arquitectónico. Se sabe que Hernán Cortés colocó la primera piedra de ella. Es recomendable admirar su noble exterior, una triple portada estilo barroco con un relieve de Nuestra Señora de la Asunción y una cúpula trabajada por Manuel Tolsá. Del interior de la catedral, sobresale el Altar de los Reyes y su notable campanario. No hay que perderse tampoco el Sagrario Metropolitano.
Posteriormente se puede visitar el Templo de La Profesa, localizado en la esquina de Madero e Isabel La Católica. Estamos ante el Oratorio de San Felipe Neri, en donde se atesora una de las colecciones de arte sacro de mayor relevancia en México. La Profesa posee además, ocho retablos de proyección neoclásica y una formidable pinacoteca con más de 453 obras de arte religioso.
Otros edificios sacros del Centro Histórico, que se pueden conocer en un recorrido durante el fin de semana, son el Templo de Santo Domingo, construcción barroca, con seis capillas, una torre con azulejos y un hermoso retablo creado a finales del siglo XVIII; la Parroquia de la Santa Veracruz, en donde reposan los restos del escultor y arquitecto español Manuel Tolsá; el Templo de San Juan de Dios, con valiosos detalles arquitectónicos y en donde aparecen pinturas dedicadas a San Benito, la Virgen del Carmen y la Virgen de Guadalupe, y también, el Templo de la Santísima Trinidad, construido en el siglo XVIII y ejemplar muestra del estilo barroco en nuestro país.