Se trata de una de las tradiciones mexicanas más admiradas en el extranjero, por su exotismo y profundidad simbólica. Son los Voladores de Papantla, rito de origen prehispánico, que surgió en este poblado de Veracruz y en general en la región del Golfo de México. Para quienes gustan de la cultura mexicana en sus más variadas facetas, contemplar el espectáculo de los audaces Voladores de Papantla es una experiencia imperdible.
El ceremonial comienza con un grupo de personas ataviadas con ropa indígena multicolor y exóticos adornos, danzando en la base de un poste de 30 metros, aproximadamente. Poco después los hombres trepan por el poste y se sujetan de largas cuerdas para luego descender, girando lentamente alrededor del poste, en un hipnótico vuelo. Mientras tanto, uno de los Voladores, denominado, el Caporal, danza en lo alto del poste, al compás de un tambor y una chirimía que el mismo sopla. El Caporal, en su baile, se orientará progresivamente hacia los cuatro puntos cardinales, como en un homenaje.
En los días del México Antiguo, el ritual de los Voladores de Papantla, se realizaba, cada cambio de siglo (cada 52 años) en muchos puntos de Mesoamérica, inclusive hasta la actual Nicaragua.
Aunque esta vistosa manifestación cultural, se puede presenciar prácticamente en cualquier rincón del orbe- de tan difundida que ha sido por su rico pintoresquismo-, lo más recomendable es contemplarla en la región mexicana de donde surgió: el territorio de la etnia totonaca. Ellos mantienen viva esta tradición por el respeto y veneración que tienen por las costumbres de sus ancestros y además, por ser una fuente de recursos para la subsistencia de quienes participan en el ceremonial y sus familias.
Los Voladores son un motivo de orgullo para la gente de Totonacapan, el hogar de estos admirables indígenas. En Papantla, comunidad veracruzana reconocida como la capital mundial de la vainilla, se ha erigido en piedra, la colosal estatua de un Volador, que mira hacia el pueblo desde uno de sus puntos más elevados. Los turistas y viajeros que presencian el ritual de los voladores de Papantla- que en sus orígenes fue una ceremonia en honor de Xipe-Totec, deidad prehispánica de la fertilidad, para solicitarle cosechas prósperas-, contemplan en esencia, un patrimonio histórico de enorme valía. Se trata de un testimonio de vida de los antepasados de los mexicanos actuales, que fundaron Papantla, alrededor del año 1200 y que además, participaron en la conformación de ese mosaico prodigioso de de historia y cultura que es nuestro país.