Aunados a los once conventos del siglo XVII que están incluidos en el registros del Patrimonio Mundial de la UNESCO, el estado de Morelos cuenta con otros 16 complejos conventuales de este mismo periodo novohispano que merecen ser conocidos, admirados y reconocidos por su belleza y valía histórica. En los párrafos que siguen mencionaremos varios de ellos.
Convento de Santo Domingo
Este hermoso convento se localiza en Tlaquiltenango, en el sur de la entidad morelense. Fue edificado por los franciscanos entre el periodo de 1530 a 1550 y ofrecido a los dominicos en 1586. Diferentes detalles son los que lo perfilan como una obra maestra del arte virreinal: su considerable tamaño, su admirable portal que mira hacia el sur del templo y que es muy parecido al de otro gran edificio sacro, en Cuernavaca, y sus notables capillas posas ubicadas en torno a la portada lateral de la iglesia, con abundantes y bellas pinturas murales.
Convento de San Miguel
Orgullo de Tlaltizapán, el Convento de San Miguel es un complejo arquitectónico dominico, construido en 1548 y finalizado cinco años después. Cuenta con un sobrio templo, una portada bien trabajada y un admirable pretil almenado. Las pinturas murales con las que cuenta esta joya conventual morelense son ricas y variadas. Este convento es un atractivo imperdible para quienes visiten Tlaltizapán y sus alrededores.
Convento de San Salvador
En este caso, el convento que les recomendamos se ubica en Ocotepec, una comunidad adyacente a Cuernavaca. Es un complejo conventual sin concluir, obra de los religiosos franciscanos. Los orígenes de su construcción datan de 1530. El templo, por otra parte, fue modificado o finalizado en su edificación en el siglo XVIII de acuerdo a las tendencias barrocas de aquel tiempo. Esto último se hace patente en su gran torre y las columnas salomónicas de su portada.
Convento de San Agustín
Localizado en Jonacatepec, en las cercanías de Zacualpan, el Convento de san Agustín exhibe detalles arquitectónicos particulares de la tradición agustina de 1558, como lo son su atrio colosal y sus pinturas murales. Son de notar en su fachada y en la torre, los impactos de balas que dañaron este complejo conventual durante los conflictos revolucionarios.
Convento de San Pedro y San Pablo
Cerca del anterior, en Jantetelco, se levanta el Convento de San Pedro y San Pablo edificado por otra fundación agustina en el siglo XVI. Para el siglo XIX este convento ya estaba en poder del clero secular y el párroco que allí oficiaba era el líder insurgente Mariano Matamoros. En el claustro de este complejo conventual, se ha instalado un pequeño museo dedicado a este prócer nacional.