“Sitio de la sementera florida” ese es el significado en idioma náhuatl de Xochimilco, la única comunidad del Valle de México que preserva el ambiente en el cual se desenvolvieron los pueblos indígenas de la cuenca lacustre en el ambiente mesoamericano.
Con abundantes islotes artificiales denominados chinampas, los habitantes nahuatlacas de la zona arribaron en las postrimerías del siglo XII, un siglo antes de que llegaran los aztecas, a los cuales terminarían por rendirles tributo en pleno siglo XV.
Desde aquel entonces los xochimilcas se han abocado a cultivar hortalizas, plantas de ornato y plantas medicinales, como productos más importantes. Esta dinámica no ha cambiado mucho con el paso del tiempo.
Xochimilco es un sitio turístico por excelencia. Prácticamente todos los días, pero en especial los fines de semana, miles de visitantes gozan de los paseos por las redes de canales de Xochimilco, navegando en trajineras, embarcaciones sumamente floridas, movilizadas por remos de pértiga, en una muy latinoamericana evocación de Venecia.
A bordo de otras embarcaciones, las populares trajineras o chalupas, los comerciantes del lugar buscan la manera de suministrar a los turistas nacionales y extranjeros de toda clase de servicios y mercancías (comidas y artesanías, bebidas y música, etc)
En las proximidades, hay muchas cosas para ver, desde varios embarcaderos, la iglesia, el mercado, el kiosco, el parque, o el Museo Dolores Olmedo, donde se expone una relevante colección de obras de Frida Kahlo y Diego Rivera.