Los parques naturales y zonas silvestres protegidas con las que cuenta un país, nos expresan en mucho cual es su esencia y la manera en la que se procura preservarla. Para fines turísticos, una es la faceta que nos exponen las grandes ciudades de una nación como la nuestra, y otra muy diferente la que puede descubrirse, en los parajes naturales mexicanos.
En el primer caso, lo que uno experimenta son proyecciones, exterior y dinamismo: las grandes ciudades de México, atraen por supuesto, pero más que nada porque absorben nuestro interés, nos llaman hacia tal ambiente de luces y movimiento. En el segundo caso, el de las reservas ecológicas de México, sucede lo contrario: son espacios en donde el ambiente nos resulta tan pleno y bello en su autenticidad, que nos hace volvernos al interior y reconocer nuestra naturaleza más propia.
Muchos son los espacios naturales de nuestra nación, destinados a ser refugio de especies en peligro de desaparecer. No es poca la relevancia de esta situación: en la medida en que seamos capaces de proteger a la mayor cantidad y variedad de animales y plantas, en los espacios que les son más propios, esa misma es la posibilidad de garantizar nuestra propia continuidad como especie.
Las reservas ecológicas de México son muy distintas, conforme a las regiones geográficas donde se localizan. Tal circunstancia deriva en que, sean también variadas, las plantas y animales que allí se desarrollan y encuentran su refugio. Curiosamente, así también es la oferta turística que se tiene en general en México: la naturaleza silvestre y humana en el territorio nacional, se abre ante la experiencia de los visitantes, como un caleidoscopio de colores, formas y sobre todo, deseos de vida, que difícilmente se olvida.
El ecoturismo en México tiene vertientes insospechadas. Se acerca tanto a las emociones inesperadas del turismo de aventura, como a la relajación que propicia el turismo recreacional. De tal manera que las vivencias de mayor intensidad que puedan tenerse en los espacios silvestres de nuestro país, como por ejemplo, las que se tienen en la escalada en roca, o al explorar la selva en un vehículo todo terreno, se equilibran con la paz y la armonía que propicia la observación de aves exóticas o el avistamiento de cetáceos en las zonas costeras mexicanas.
Lo importante aquí es destacar la forma en la que el turismo se vive de una manera complementaria y equilibrada en las reservas ecológicas de México.