Se cuenta que los nombres de las calles de la Colonia Roma, una de las últimas colonias que aparecieron durante el porfiriato (1876-1911), derivan de las poblaciones que visitó el Circo Orrin, propiedad de E.W. Orrin, quien fuera socio de la inmobiliaria que construyó el fraccionamiento cuyos edificios apegaron al estilo art noveau, al eclecticismo y al neoclasicismo. A mediados del siglo XX, las colonias Condesa y Roma, perdieron auge, por el mayor desarrollo e impulso que experimentaron otras zonas de la Ciudad de México. Esto se hizo más notorio por el terremoto de 1985, cuando se sufrieron graves daños en la Roma y la Condesa. Paradójicamente, este evento motivó una reacción por parte de los vecinos y los inversionistas, quienes se interesaron por hacer resurgir ambas colonias.
La proyección turística de la Roma-Condesa, hoy por hoy, está definida por dos excelentes barrios, ambos restaurados. Allí los visitantes pueden hallar cafeterías, restaurantes, librerías, centros culturales y galerías. También son de gran interés turístico, algunas construcciones levantadas en los inicios del siglo XX, y que cuentan con un estilo ecléctico y neoclásico. Las construcciones más modernas de la Colonia Condesa, exhiben un grato art déco, y hasta la fecha se tienen catalogados 250 inmuebles de la Condesa, considerados como Monumentos Artísticos e Históricos.