En las demarcaciones de la Reserva de la Biosfera, Selva El Ocote, en Chiapas, es posible admirar la exuberancia tropical, la diversidad biológica y un espectáculo inolvidable que cientos de cotorras ofrecen día a día al emerger de una fosa natural de piedra caliza que tiene 140 metros de profundidad.
El sitio parece diseñado para los apasionados de la aventura. La gran fosa se abre espacio con 160 metros de diámetro, en cuyas paredes se encuentran pinturas rupestres de antiguas civilizaciones prehispánicas, las cuales presentan huellas de manos humanas, figuras geométricas, animales, signos y otras formas indefinidas.
Al interior de la fosa se encuentra una pequeña selva tropical con grandes árboles, que son el sitio de descanso de miles de ruidosas cotorras que al amanecer inician un espectáculo bellísimo al realizar vuelos coordinados en espiral para ascender a la superficie. El espectáculo se repite en la tarde, justo antes de ponerse el sol.
Más allá de las cotorras, la fosa tiene otros animales resguardados, como los son buitres, coyotes, iguanas, pájaros carpinteros, osos hormigueros y una cantidad considerable de serpientes.
La práctica del rappel es típica de este maravilloso lugar, siendo ésta la actividad ecoturística más destacable y emocionante. El sitio ofrece lugares de camping, cabañas y paquetes ecoturísticos a precios accesibles. El costo de la entrada es de 25 pesos.
La mejor temporada para ver las aves es de abril a junio, durante el invierno las cotorras migran. Para llegar, es posible hacerlo desde Tuxtla Gutiérrez, el transporte público es inexistente y el camino es de terracería, con poca iluminación. El poblado más cercano es Ocozocoautla, donde hay un entronque a Piedra Parada, y desde ahí son 18 km.