Playa del Carmen es el sitio seleccionado por numerosos vacacionistas, para explorar el Caribe Mexicano y todas las bellezas que nos ofrece. Pero además, también se distingue por el mestizaje que allí se hace patente y que permite que se conserven intactas las tradiciones de sus habitantes. Localizado a no más de 40 kilómetros de la ciudad de Cancún, Playa del Carmen brinda los elementos esenciales que el público viajero espera disfrutar en el Caribe, todo lo que se desearía encontrar en un sitio apacible y de hermosas panorámicas costeras.
Playa del Carmen tiene la particularidad de ofrecer a los visitantes, en sus muchas playas, cristalinas aguas con varios tonos cromáticos, que van del azul turquesa, al verde esmeralda, lo cual contrasta de grata manera con la blancura de la arena y los vastos arrecifes que allí se despliegan. Buceadores de todo el orbe acuden a Playa del Carmen atraídos por estas formaciones coralinas, de las más espectaculares que pueden hallarse en el mar Caribe. También los aficionados a los deportes acuáticos tienen la diversión asegurada en este sitio mágico. No hay muchos lugares tan propicios para la práctica del windsurf, catamarán, buceo, esnórquel y la amena vivencia de la natación con delfines.
Original, pintoresco, místico y lleno de sorpresas, Playa del Carmen surge ante la mirada de los viajeros como un lugar también abundante en fiestas y tradiciones. Por ejemplo, se proyecta como un punto de inicio privilegiado para explorar los vestigios de la cultura maya que han hecho célebre a esta parte del continente. Además, durante las fiestas dedicadas a los santos patronos del lugar, los visitantes tienen la oportunidad de conocer originales celebraciones. Como muestra, basta con mencionar los eventos de Semana Santa y la fiesta de la Virgen del Carmen, cuando los moradores de esta comunidad quintanarroense ofrecen platillos preparados con productos del mar para agradecer las ganancias que han tenido a lo largo del año.
Con el propósito de celebrar a la Virgen del Carmen, en el mes de julio, se reúnen cientos de lugareños en el centro de la ciudad, para honrar con misas a esta advocación religiosa. Posteriormente tiene lugar, con el mismo objetivo, un enorme festejo, lleno de colores, tradiciones y mucha alegría. En este marco típico no podrían faltar los trabajos artesanales y la venta de recuerdos y golosinas, como las arepas, los tejocotes en almibar y la melcocha.