En el territorio veracruzano, en la zona norte, partiendo desde Nautla y hasta arribar a Tecolutla, se extienden 20 kilómetros casi continuos de playas, las cuales, aunque parezca increíble, aparecen casi vacías, y así se conservan durante todos los meses del año, a excepción de las celebraciones de fin de año y la Semana Mayor. Por supuesto, también son lugares muy visitados por los habitantes del lugar. Esta preciosa zona de playas, aparece en las guías turísticas con el nombre de Costa Esmeralda.
Es un buen consejo recorrer esta parte de Veracruz en el periodo de julio-agosto, para así nadar en un mar por demás tranquilo y en un ambiente de paz. Pero además, los afectos a la gastronomía hallarán allí un vasto mosaico de raíces gastronómicas, conjuntadas en platillos como el chilpachole, caldo de camarón o pescado acompañado de epazote, bolitas de masa y el rico arroz a la tumbada.
Una de las características que vuelven tan atractiva y misteriosa a la Costa Esmeralda es que, a lo largo de la vasta playa, pueden hallarse troncos y maderas reblandecidos por las olas. Los visitantes pueden pasar horas y horas elaborando esculturas con este material de procedencia natural, sin que nadie se aparezca en la playa. El público se siente en este destino veracruzano, como si ingresara en un espacio aparte, en una dimensión agreste y costeña, casi infinita.