Lo primero es hacer una sencilla investigación antes de reservar en el spa elegido. Hay que consultar el sitio en Internet de la compañía del spa y realizar una búsqueda en sitios web independientes, en donde se ofrezcan consejos y recomendaciones acerca de los tratamientos que uno esté proyectando tomar. También es preciso consultar con nuestro médico acerca de alguna posible complicación a tomar en cuenta. De este modo se puede garantizar que dicho tratamiento no implica algún peligro para la salud.
Por otra parte, es necesario avisar al representante del spa o al profesional que nos aplicará el tratamiento, con relación a cualquier problema de salud que pudiéramos tener a nuestra llegada a tal spa.
Otro consejo pertinente es el de tener expectativas realistas acerca de los tratamientos que se ofrecen en los spa. No hay que dejarse llevar por la parafernalia de la publicidad. El objetivo más importante de un spa es lograr que uno tenga relajación y que se sienta revitalizado, consentido y con una gran sensación de calma.
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