Salamanca pertenece a esa clase de ciudades que atesora celosamente su patrimonio. Más allá de tratarse de una ciudad de corte industrial, en esta población guanajuatense los visitantes se encontrarán con una comunidad provincial, bella, noble y llena de tradiciones. Pasar un tiempo en Salamanca es darse la oportunidad de conocer bellos edificios sacros, gozar de hermosas obras de arte religioso y degustar ricas creaciones de una gastronomía fascinante.
El centro histórico de Salamanca es un lugar por demás apacible, alejado completamente de complejos industriales y refinerías. Es allí donde se levanta el Templo de San Agustín, una obra maestra del arte mexicano: es una experiencia turística de primer nivel contemplar sus abundantes detalles dorados, sus ángeles y querubines engalanando cada retablo.
Salamanca es una ciudad del estado de Guanajuato que preserva de manera excelente sus tesoros culturales. Los viajeros tienen la oportunidad de tomar un café mientras contemplan los hermosos atrios barrocos. Salamanca es además, muy sugestiva para la compra de artesanías, por ejemplo, los famosos cirios escamados que allí se elaboran. Muchos visitantes gustan de llevarse estas admirables creaciones, para adornar sus hogares y recordar la singular magia de Salamanca.
En el marco de Semana Santa, es muy recomendable visitar este municipio de Guanajuato, en especial para presenciar la veneración del Cristo Negro, el cual se ilumina con los cirios escamados que habíamos mencionado previamente. Durante la Semana Mayor, en Salamanca se viven instantes de silencios venerantes y un gran fervor religioso, algo que ningún viajero interesado en el turismo sacro se debe perder.
Qué visitar en Salamanca
Algunas recomendaciones son esenciales para cualquier viaje que se tenga proyectado por los rumbos de Salamanca. Por ejemplo, degustar las célebres nieves de pasta o tomar un café en el atractivo Centro de las Artes. Ubicada entre Celaya e Irapuato, la histórica urbe que les comentamos, es en la actualidad, con sus más de 260 mil habitantes, una de las ciudades más relevantes del corredor industrial del Bajío. Pero aún así, su centro histórico aún preserva una sutil atmósfera de pequeña villa, con todo el esplendor de los tiempos antiguos.
Salamanca es un lugar muy disfrutable para conocer desde una perspectiva turística pero también lo es para vivir allí. Tiene varias calles, plazas y monumentos realmente fascinantes y el ambiente es sumamente tranquilo, con todo el encanto de la provincia nacional. Tiene un ritmo de vida calmo en su cotidianidad, pero también, muchos restaurantes y bares para divertirse a lo grande.
De entre los atractivos más recomendables de Salamanca se deben mencionar, por ejemplo, el Museo de Arte Oriental, con piezas de arte no muy fáciles de hallar en otros recintos museísticos y en un pintoresco entorno que cautiva a los visitantes; la llamada Mariseca, una veleta que es instalada cada día 15 de agosto en la parte más alta del ayuntamiento local, para señalar que las fiestas patronales se aproximan, y la calle Tentenecio, vía pública de curioso nombre que se extiende por el área antigua de la ciudad, a un costado de las catedrales.
Cómo llegar a Salamanca
La ciudad de Salamanca se localiza en el estado de Guanajuato, entre Irapuato y Celaya, a unos 67 kilómetros de la capital de la entidad. Para llegar a Salamanca se puede utilizar, principalmente, la carretera federal número 45, la cual recorre el centro y norte del país.
Información relevante acerca de Salamanca
La gastronomía de Salamanca incluye platillos como las enchiladas de cecina o de pata de puerco; los encurtidos, las gorditas de trigo, el menudo, los tamales, las nieves y la fruta cubierta.
Por lo que se refiere a las artesanías locales, además de los cirios escamados, en el sitio se elaboran productos de cestería, tejidos artesanales, deshilado, trabajos vitrales, talla en madera, platería, cerámica y alfarería, entre varios más.
Actividades a realizar en Salamanca
Otros puntos imperdibles para conocer en Salamanca son la Calle Libreros, el Convento de las Claras, la Casa de Doña María La Brava y la Plaza de los Bandos. Igual de aconsejable es la Feria de la Piedra de Villamayor. Esta piedra ha ayudado a darle a la ciudad una tonalidad dorada única, que la distingue de las demás urbes de la región y del país.