Rutas escénicas para descubrir cerca de Los Cabos

Cuando uno piensa en Los Cabos, la mente suele trasladarse de inmediato a playas de arena blanca, aguas transparentes y atardeceres incendiados en tonos dorados. Sin embargo, más allá de sus postales más conocidas, existe un mundo de caminos poco transitados que invitan a perderse entre paisajes costeros, montañas escarpadas y pueblos que parecen detenidos en el tiempo.

A veces, la mejor manera de comprender el pulso real de una región no es siguiendo las rutas marcadas en los mapas turísticos, sino dejando que el propio camino dicte el ritmo. Los alrededores de Los Cabos ofrecen precisamente esa oportunidad: la posibilidad de diseñar un paseo a medida, a través de carreteras que regalan postales que difícilmente se olvidan.

De San José del Cabo hacia el este, donde el desierto besa el mar

Partiendo de San José del Cabo y dirigiéndose hacia el este, el paisaje se transforma a medida que la ciudad queda atrás. La carretera costera conocida como East Cape Road serpentea a través de un escenario casi surrealista: dunas doradas, cactus gigantes y un océano que parece querer tocar la carretera en algunos tramos.

Esta ruta, poco asfaltada en ciertos sectores, es perfecta para quienes buscan playas solitarias y ambientes más salvajes. Puntos como Playa Zacatitos, Playa Shipwrecks o Punta Perfecta invitan a detener el auto, bajar la velocidad del cuerpo y simplemente contemplar el infinito.

Para recorrer este tramo, se recomienda llevar suficiente agua, algo de comida y estar dispuesto a adaptarse a las condiciones del terreno, que puede volverse irregular en algunos tramos más alejados.

Hertz México es una de las mejores opciones para quienes prefieren viajar sin preocuparse por los detalles logísticos, ofreciendo alternativas cómodas y seguras para recorrer la región a su propio ritmo.

De Cabo San Lucas hacia Todos Santos, entre curvas y arte

Otro paseo imperdible es el que une Cabo San Lucas con Todos Santos. Aquí, la carretera transpeninsular ofrece un viaje de poco más de una hora entre el Pacífico y las montañas, regalando vistas que alternan entre playas rocosas y vegetación desértica.

El trayecto invita a detenerse en lugares como Playa Migriño, famosa por sus dunas y sus recorridos en cuatrimoto, o en la Playa Cerritos, un paraíso para surfistas y soñadores.

Llegar a Todos Santos es como adentrarse en un refugio creativo. Las calles empedradas, las galerías de arte, los cafés bohemios y el famoso Hotel California construyen un ambiente relajado y magnético. La mejor parte de esta ruta es que, aunque el trayecto es relativamente corto, las posibilidades de desvío y exploración son prácticamente infinitas.

De San José del Cabo a La Ribera, en busca de Cabo Pulmo

Para quienes buscan una experiencia más ligada a la naturaleza, el trayecto hacia La Ribera y Cabo Pulmo se presenta como una invitación difícil de rechazar. Desde San José del Cabo, se puede tomar la carretera rumbo al norte y, tras aproximadamente dos horas de viaje, alcanzar el Parque Nacional Cabo Pulmo, hogar de uno de los arrecifes de coral más antiguos del Pacífico americano.

El camino combina tramos asfaltados con otros de terracería, por lo que resulta ideal para quienes disfrutan de una conducción tranquila, atentos a los cambios del paisaje. A lo largo de la ruta, es frecuente encontrarse con pequeñas comunidades, ranchos y vistas al Mar de Cortés que parecen salidas de una pintura.

Una vez en Cabo Pulmo, las actividades se multiplican: snorkel, buceo, caminatas ecológicas o, simplemente, la contemplación serena de un entorno casi virgen.

La renta de autos en Los Cabos se ha vuelto una alternativa cada vez más popular entre los viajeros que buscan conocer en profundidad los auténticos paraísos naturales de Baja California. 

Los caminos interiores, donde el desierto revela su grandeza

No todo en Baja California Sur es playa y mar. Internarse hacia los caminos del interior permite descubrir una faceta menos explorada pero igualmente fascinante. Desde San José del Cabo, tomando rumbo hacia Santiago y luego desviándose hacia la Sierra de la Laguna, el paisaje se vuelve más agreste y montañoso.

En esta región, los colores cambian: los tonos ocres del desierto se mezclan con el verde de oasis escondidos y la frescura de manantiales naturales. El Cañón de la Zorra, por ejemplo, es un pequeño secreto bien guardado, ideal para quienes disfrutan de caminatas y baños en pozas naturales.

Aunque algunas zonas requieren vehículos de doble tracción, buena parte del recorrido puede hacerse con autos convencionales, siempre con precaución y consultando el estado de los caminos antes de partir.

Sugerencias para armar un paseo a tu medida

Diseñar un recorrido propio por los alrededores de Los Cabos es una experiencia más fácil de lo que parece si se toman en cuenta algunos puntos clave. 

Lo primero es planificar con flexibilidad, dejando espacio para posibles cambios de última hora que puedan llevarte a descubrir rincones inesperados. Además, es recomendable llevar efectivo, ya que muchos comercios o paradores rurales no aceptan tarjetas de crédito o débito. 

Otro aspecto importante es consultar el estado de las rutas, especialmente si se planea recorrer caminos menos transitados o después de lluvias, ya que esto puede afectar el acceso. No olvides preparar un kit básico con agua, snacks, protector solar, sombrero, calzado cómodo y mapas offline, ya que estos elementos pueden marcar la diferencia en la comodidad del viaje. 

Y, por último, es esencial respetar los entornos naturales, recogiendo la basura, evitando alterar la fauna o flora, y siguiendo las indicaciones locales para preservar estos paisajes únicos para las futuras generaciones.

Donde cada curva guarda una sorpresa

Elegir explorar las rutas cercanas a Los Cabos en auto es regalarse la posibilidad de descubrir el lado menos evidente de Baja California Sur. Lejos de las rutas convencionales, cada desvío ofrece una historia, cada curva revela un paisaje diferente, y cada pausa invita a reconectar con un México donde el tiempo parece correr con otra cadencia.

Quizás no haya un plan perfecto. Tal vez la mejor ruta sea la que uno se anima a dibujar sobre la marcha, confiando en que el verdadero viaje empieza, justamente, cuando se deja de mirar el reloj.