Algunas personas podrían pensar que los deportes extremos son actividades arriesgadas que no tienen justificación. Para muchos, la tentativa de escalar un muro de cientos de metros, de domar una ola inmensa o de lanzarse desde un cerro con el parapente, es algo poco juicioso y sin sentido. Lo más asombroso es que, quienes opinan así, puede que no tengan poca razón. Y sin embargo, los deportes extremos y la aventura tienen algo que cautiva a quienes los experimentan. A veces una sola vez que se los experimente, basta para enganchar a cualquiera y despierta una pasión incontenible por volverlos a practicar. Pero entonces, ¿Por qué nos fascinan los deportes extremos?
La fotografía que les compartimos nos puede dar una posible explicación al respecto. En ella se observa a una persona desarrollando surfing alternativo en un mar brioso e incontenible. Lo primero que se observa es un intento por equipararse al impulso intenso de la naturaleza. Los deportes extremos podrían ser en el fondo, intentos por experimentar la intensidad propia de la naturaleza en las fuerzas e impulsos que la definen.
Pero además, las personas que practican deportes extremos, en muchas ocasiones utilizan artefactos y tecnologías de apoyo, como se observa en la persona de la fotografía que les compartimos. De modo que parte del atractivo que tienen los deportes extremos, tiene que ver con aprovechar los recursos que se obtienen de los espacios naturales (diversos materiales y energías), para crear objetos que nos permitan dominar a la propia naturaleza.
A final de cuentas, y como hemos visto, los deportes extremos son fascinantes porque nos permiten un acercamiento emocionante y con mucha adrenalina, a la naturaleza en sus fuerzas e impulsos. Es como reencontrarse con lo que uno es en lo más profundo de su propia naturaleza: un volver a casa único, extremo y difícil de olvidar.
(Imagen: http://bit.ly/1p0dyXL)