El atuendo para practicar la charrería motiva la admiración de quienes observan este tradicional espectáculo por las variaciones de colores y objetos que incluye. Hay vestuarios para cada actividad de la charrería, si bien, el más utilizado es el traje de faena. Por lo tanto, tanto hombres como mujeres llevan en su atuendo una corbata de moño colgante y una pistola ornamental.
La figura del charro surge de una combinación de la cultura indígena y española. La vestimenta del charro tiene sus orígenes en los tiempos virreinales y reproduce fielmente el atuendo de los primeros colonos españoles.
El sombrero es liso, de fieltro, o elaborado con palma. La chaqueta es lisa, de gamuza o tela y sin adornos, con botones brillantes y tres mancuernas en cada manga. La camisa del charro es de cuello volteado y pegado. El pantalón o la falda carecen de adornos e jerga o tela y llevan tres mancuernas por lado en la zona superior.
Por lo que se refiere a las botas de los charros, las de hombres son de una sola pieza, y de color bayo o café. Las de las mujeres, son de piel, lisas, de gamuza y de tono bayo, gris o café. La faja es de color serio y además, se acostumbra llevar cinturón de cuero y funda de revolver.
Algunas de las suertes más importantes de la charrería se efectúan tras el inicio de la fiesta y un gran desfile. Una de ellas es “la cala”; otra más se conoce como “los piales” y se efectúa en un potro a trote; “el coleadero” intenta derribar un novillo a pleno galope y otras de las suertes más gustadas son “la monta de toros”, “el floreo” y “la suerte con reata”.