Con una antigüedad mayor a la de la gran Tenochtitlan, el pueblo de Iztacalco, cuya fundación aconteció en 1309 se constituyó como un relevante puerto de tránsito para las trajineras y canoas que cruzaban por el canal de la Viga para llevar víveres a lo que sería con el tiempo, la Ciudad de México. Su proyección urbana original, pensada para canales de agua y chinampas, explica los angostos callejones y estrechas calles que hoy caracterizan el irregular trazo de este barrio capitalino.
“Iztacalco” significa en náhuatl “casa u horno donde se procesa la sal”, lo que nos refiere a las salinas profundidades del Lago de Texcoco, justo en donde estaba enclavado este islote. Iztacalco fue una de las escalas que hicieron los mexicas en su peregrinación hacia la tierra prometida, es decir, lo que sería la ciudad de Tenochtitlan.
Tras la Conquista, Iztacalco formó parte de la parcialidad de San Juan de Dios en la etapa virreinal de la Ciudad de México. En los días de la Nueva España, los religiosos franciscanos se afanaron en la evangelización del lugar, en donde levantaron el Templo y Convento de San Matías, en el año de 1564. En tal tiempo, este complejo conventual estaba a cargo solo de dos frailes, ya que la población estaba compuesta de 300 indígenas únicamente. En las postrimerías de esta etapa, esta comunidad chinampera, estaba integrada en su población por floricultores, agricultores y productores de plantas de forraje. En Iztacalco se cultivaban chícharos, claveles, azucenas, margaritas, y amapolas.
Para el siglo XIX, Iztacalco formaba parte del Distrito de Tlalpan en el Estado de México y posteriormente, en 1929, se constituyó en una delegación política del Distrito Federal.
Qué visitar en Iztacalco
Un atractivo inicial es la Capilla de la Santa Cruz, el cual es uno de los inmuebles de mayor antigüedad en Iztacalco. Cuenta con una portada de proyección salomónica, con adornos de estilo vegetal. Su estructura tiene un solo cuerpo rematado con una hornacina. En el interior se atesora un retablo con una preciosa cruz de madera, ornamentada con plata cincelada y decorados alusivos a la Pasión de Cristo. Por su enorme valía estética e histórica, la Capilla de la Santa Cruz fue nombrada, en la década de 1970 como monumento histórico.
Otro interesante edificio de Iztacalco es la Ermita de la Cruz, el cual fue levantado por los franciscanos en el siglo XVI. Dentro de este edificio se observa un admirable Cristo en la cruz, elaborado con pasta de caña de maíz y también un hermoso oleo dedicado a la Virgen de Guadalupe. Tal y como sucede con la Capilla de la Santa Cruz, esta construcción está reconocida como monumento histórico, por parte del INAH, desde 1995.
Otros puntos esenciales para conocer la magia del barrio de Iztacalco, son la Plaza Miguel Hidalgo o San Matías, la Parroquia y Ex Convento de San Matías Apóstol, la Iglesia de Santiago Apostol y Las Boleadoras.
Cómo llegar a Iztacalco
Se puede acceder a Iztacalco a través de vialidades de la Ciudad de México como Río Churubusco, Viaducto Miguel Alemán, Calzada de Tlalpan, Calzada Ignacio Zaragoza y la Calzada de la Viga.
Información relevante acerca de Iztacalco
En Iztacalco abundan las leyendas y son parte de su patrimonio intangible. Una de las más antiguas y populares es la de la Llorona. Mucha gente dice haber visto una muchacha vestida de blanco, caminando por las noches por el centro de este barrio. La joven fantasmal invitaba a las personas a que la siguieran y tras perderse entre las sombras, ya nunca volvían a saber de ellos. Algunos jóvenes siguieron a esta joven hasta un rancho conocido como el de los Siete Árboles. En ese lugar pudieron ver sin ropa a la joven. Pero en cierto momento, ella se transformó en una calavera con cabellera negra y muchos de estos jóvenes fallecieron del susto. Los que sobrevivieron, fueron los que contaron esta leyenda de Iztacalco.
Actividades a realizar en Iztacalco
Es recomendable visitar Iztacalco, en el marco de la fiesta religiosa más relevante de este barrio: la Procesión del Corpus. Da inicio con un lanzamiento de fuegos artificiales y repiqueteo de campanas. El día 22 de agosto se reúnen los habitantes del lugar y colocan adornos florales a sus templos. Es una de las tradiciones de mayor arraigo en Iztacalco.