Tras caer la tarde, en un entorno de montañas, en lo profundo del estado de Guanajuato, surge la comunidad de Acámbaro, la cual cuenta con una vasta historia, desde los tiempos prehispánicos. Se trata de una población que fue fundada por los otomíes, en el año de 1300 d.C. De hecho, fue la primera población que apareció en el territorio guanajuatense.
En sus orígenes Acámbaro tenía por nombre Maguayan, por los muchos magueyes que crecían en la zona. El nombre del lugar cambio cuando se apropiaron de él los señores michoacanos Hiquingare, Tangáxoan e Hirípan, quienes le nombraron ahora como Acámbaro, lo que en el lenguaje purépecha quiere decir, también, abundancia de magueyes. Tras la llegada de los españoles y la Conquista, la población cambió su nombre en 1526, por el de San Francisco de Acámbaro. La evangelización de la comunidad fue una tarea que llevaron a cabo los franciscanos, dirigidos por Vasco de Quiroga. Ellos edificaron, además del convento y la iglesia locales, un valioso Hospital de indios.
Transitar por las calles de Acámbaro es una experiencia mágica y siempre sorprendente. Por las calles de esta población abundan los templos e iglesias, la mayoría católicos, pero también hay de otras creencias religiosas. Los lugareños son sumamente amables y saben preparar delicioso pan. Recomendamos degustar las irresistibles “acambaritas”, el pan de huevo, las “monas” y el pan de leche.
Qué visitar en Acámbaro
Lo mejor para visitar en Acámbaro es su plaza, con su pintoresco kiosco, enmarcado entre arboledas, y sus farolas de bolas blancas, las cuales le obsequian un detalle de romanticismo a este destino guanajuatense, de por sí propicio para el cortejo y la seducción amorosa, por sus ocasos, ambiente provincial y sus preciosas mujeres.
Los tesoros arquitectónicos de Acámbaro hacen imposible que los visitantes pasen por allí, sin que se maravillen de su centro histórico. Allí se levantan joyas como el Templo de San Francisco, construido en el siglo XVII, de estilo barroco y con todos los elementos característicos de la arquitectura franciscana. Destaca su notable atrio, con 16 pilares, que le dan al conjunto un ambiente de resguardo, de santuario. Se trata del corazón católico de toda la región.
Otra iglesia notable de Acámbaro es el Santuario de Guadalupe, edificio sacro del siglo XVIII, y que en su interior atesora varias pinturas de Pedro Cruz Castillo, uno de los artistas sacros más relevantes de la región. Es de hacer notar el árbol genealógico de la Virgen de Guadalupe que aparece en este sitio, una creación de excelente manufactura.
Desde que fue construido, en el siglo XVI, el templo del hospital se ha perfilado como un elemento muy importante para los habitantes de Acámbaro, por su antigüedad y detalles estéticos, como su fachada plateresca y su Cristo elaborado con capa de maíz.
Otros templos y construcciones de obligada visita en Acámbaro son el Templo Expiatorio, el Templo de San Antonio y el Monumento a Hidalgo.
Cómo llegar a Acámbaro
Desde la ciudad de México se debe tomar la carretera número 55, que transita por la ciudad de Toluca con destino a Atlacomulco. Tras dejar atrás esta comunidad, hay que desviarse a la derecha en la carretera 61, la cual nos conduce directamente a la ciudad de Acámbaro.
Información relacionada con Acámbaro
Acámbaro nos conduce de lo cultural e histórico a lo religioso y de allí a lo tradicional y lo pintoresco. Es especialmente aconsejable visitar este destino michoacano, en el marco de las fiestas patrias, por el colorido adicional que gana la ciudad y los eventos cívicos que se organizan en ella.
Actividades a realizar en Acámbaro
Otros sitios que sugerimos visitar durante unas vacaciones en Acámbaro, son, por ejemplo, el Palacio Municipal y el hermoso Portal Sámano. No hay que olvidarse de la toma de agua que hay en la cañada y que aún su antigua estructura se preserva en perfecto estado. Es una construcción novohispana, de gran valía histórica y cultural.
Volviendo al templo de San Antonio, se trata de una admirable edificación de estilo toscano, con una fachada de gran calidad y tan atrayente como el Templo de la Soledad, una construcción que preside la plazuela y que para muchos es el último refugio de los indígenas de la región.