Se sabe que los hoteles boutique si bien tienden hacia lo rústico, también son sumamente agradables. Pero, ¿hasta qué punto y en qué sentido? ¿Puede decirse que la elegancia que los caracteriza es parte esencial de su oferta de alojamiento? ¿Cómo consiguen tal efecto de cara a la satisfacción del público? En lo que sigue