Símbolo inequívoco de la capital mexicana, la Catedral Metropolitana se alza altiva en el corazón de lo que otrora fue el corazón de Tenochtitlán. Aunque su terminación abarcó casi los 300 años de dominio colonial, gran parte de su estructura fue cimentada con las mismas piedras de antiguos templos mexicas. Esta colosal construcción nos recuerda